Que el F.C. Barcelona haya perdido la
posibilidad de obtener el título tanto de la Liga BBVA como de la Liga de
Campeones en menos de una semana puede llevar a la idea de que se está ante un
fracaso rotundo y que se ha llegado al fin del reinado de un equipo que devastó
a todos sus rivales durante más de tres años. Esta idea tiene tanto de largo como
de ancho.
Qué injustos y despiadados suelen ser los
‘hinchas’ en la derrota. Qué corta memoria tienen y qué prontos están para
gritar “fracaso” ante el primer resbalón. Se les olvida que hace dos años y
medio, con la base del presente, este mismo equipo que hoy lamenta sus derrotas
se coronaba campeón de los seis torneos que disputó en el año y que hacía ver
como amateurs a sus rivales. Ni el Manchester United, ni el Real Madrid, ni
Estudiantes de la Plata pudieron hacerle frente a una máquina de toque corto y
rápido, de buena técnica y de jerarquía. Se les olvida que hace un año se
coronaba campeón de los dos torneos que hoy mira desde lejos, que en Wembley le
empacaba un 3-1 contundente al United (luego de eliminar a los ‘merengues’ en
la semifinal) y que con una diferencia de cuatro puntos se coronaba campeón de
la liga española sobre el Real Madrid por tercera vez consecutiva (en la
temporada 2008-2009 le había sacado una ventaja de nueve). Los detractores de
este equipo que tildan despectivamente de ‘moda’ celebran a rabiar la justa
victoria del Real Madrid el sábado 21 de abril, con todo el derecho del mundo,
pues tres años consecutivos de amarguras algún día tenían que terminar. Nada
dura para siempre.
Pero
es precisamente por esta razón que las miles de críticas y de pronósticos apocalípticos
parecen tan injustos ahora. Porque el hecho de que el Real Madrid esté hoy por
encima en la Liga y que el Chelsea haya ganado de manera merecida la semifinal
de la Champions con una férrea disciplina táctica, no significa que el Barça
sea una ‘Farça’ como muchos pretenden hoy decir. A uno puede gustarle o no un
equipo de fútbol. La rivalidad es absolutamente válida y necesaria para que
exista la sana competencia. En lo que no se puede caer es en la miopía
facilista de decir que todo está acabado y que lo que sucedió durante más de
tres años fue pura ilusión.
Cualquiera que haya jugado al fútbol o
practicado algún deporte de manera recurrente sabe que es absolutamente
imposible mantener el máximo rendimiento durante períodos prolongados. Que ya
sea por fatiga física o por flaqueza mental o emocional el rendimiento tiende a
disminuir después de cierto tiempo. Lo que la gente no piensa es que ganar también cansa, que después de un
período prolongado de victorias la motivación desaparece y con ésta el instinto
mismo del deporte: la competencia. En tres años este equipo ha ganado 13
títulos (Copa del Rey 2009; Liga BBVA 2008-2009, 2009-2010, 2010-2011;
Supercopa de España 2009, 2010, 2011; Liga de Campeones 2009, 2011; Supercopa
de Europa 2009, 2011; Mundial de Clubes 2009, 2011), sin tener en cuenta la
Eurocopa del 2008 y el Mundial del 2010 ganadas por la Selección de España, que
contó en mayor o menor medida con parte de sus integrantes (Valdés, Piqué,
Puyol, Busquets, Xavi, Iniesta, Villa, Pedro, Fabregas).
Por más jugadores de alta competencia que
sean en algún momento tendrán que sentir el hastío, el cansancio que la falta
de objetivos y motivación tarde o temprano genera. Para no ir más lejos: si se
detalla el rendimiento global del Barcelona durante la Liga BBVA 2011-2012
podrá notarse que este ha sido un torneo de altibajos constantes, en el que durante
un largo tramo el Barça estuvo diez puntos por debajo del Real Madrid, y que
sólo en el mes anterior al clásico volvió a cobrar vida. Aún así, a pesar de tener
que resignarse al subtítulo, a la fecha de hoy ha obtenido 81 puntos. Por otro
lado, de los doce partidos que disputó en la Champions League de este año, ganó
ocho, empató tres y perdió solo uno (aunque valga decir, precisamente el más
importante). Por último, aún tiene la posibilidad de ganar la Copa del Rey, que
se disputará el 25 de mayo en el Vicente Calderón. No es este, precisamente, el
panorama de un equipo fracasado.
Sí es, sin embargo, un punto de quiebre.
Que la ‘curva descendente’ de rendimiento los haya tomado en el momento
definitivo del año hace pensar que el equipo, en su estructura y forma
actuales, está llegando a un límite. Que sus jugadores quizá requieren
encontrar una nueva motivación, en especial Messi, que se cansó de romper
récords (intrascendentes a la hora de la verdad) esta temporada pero que ha
lucido cansado y con la mente dispersa en las últimas semanas.
El
caso Messi
Ni en el partido de ida contra el Chelsea,
ni en el clásico contra el Real, ni en el empate contra los ingleses apareció
el Messi potente e imparable al que están acostumbrados sus seguidores. El
punto más bajo de esta mala racha ocurrió el martes al minuto 48, cuando un fuerte
cobro desde el punto penal estremeció el horizontal y al estadio entero, y
resignó así las posibilidades de clasificación del Barça a su segunda final
consecutiva de Champions.
A pesar de todo, el hecho de que Messi no
esté en su mejor momento no debería ser motivo para crucificarlo y para
levantar las innumerables burlas de las que ha sido objeto en las últimas horas.
Es ahí donde se muestra esa mala maña humana de querer estar siempre del lado
de los ganadores, de mirar a todo aquel que comete errores o que flaquea como
periódico de ayer, a criticar sin compasión a aquel que, humano como cualquiera,
tiene sus malos días. El hecho de que Messi pase por un mal momento no tira a
la basura lo que ha hecho ni le quita la condición de gran futbolista que ha
mostrado hasta hoy. Es simplemente una de esas crisis que todo ser humano debe
enfrentar en algún momento de su vida. La temporada de Messi, en términos
generales, es abrumadora: goleador de la Champions con 14 goles y a tan solo
uno de Cristiano Ronaldo en la lucha por el Pichichi. Y todo lo que ha logrado
hasta ahora (que es mucho más de lo que la gran mayoría de jugadores del mundo
han hecho a lo largo de su carrera, superado quizá por Xavi, Casillas y Ronaldinho)
lo ha hecho antes de cumplir 25 años. A su corta edad, sin duda son más los
éxitos que los fracasos. La gente suele olvidar esas cosas.
El mal momento de Messi (que en realidad no
es tan malo, no han sido más que tres partidos, aunque para su desgracia los
más decisivos) plantea dos alternativas: o sucumbir ante la presión o superar
el mal rato, revalidar sus excelentes condiciones y consolidar su poderío. En
momentos como éste es que se mide el valor de los grandes jugadores, y tan sólo
el tiempo dirá si Messi fue capaz de hacerle frente a una prueba a la que en el
Barcelona, al menos, no se había tenido que enfrentar.
Algunas
conclusiones
El Barça, es claro, no pasa por su mejor
momento. Pero como ya se ha señalado, es una situación apenas normal. Desde hace
algún tiempo se nota un cierto desgaste en el equipo, que, por increíble que
suene, en gran medida tiene que ver con la altísima cantidad de títulos obtenida
en tan poco tiempo. Todo indica que Guardiola no va más, que quiere un nuevo
aire y un nuevo reto para su carrera como técnico, y que los jugadores
necesitan nuevas metas para recuperar la ambición. Para los españoles, la
Eurocopa 2012 será la oportunidad perfecta para cambiar de ambiente y redefinir
sus objetivos. Los demás tendrán un par de meses para olvidarse de todo y recomponerse.
La próxima temporada será interesante por lo menos en eso: a ver si el Barça
endereza el camino o cierra definitivamente un ciclo de gloria.